Actualizada el 02 de Jun de 2023
No es ningun secreto que las IA están avanzando a pasos agigantados en los últimos años, y todas las ciencias están siendo permeables a este cambio, las ciencias de la salud no iban a ser una excepción. Y es que en los ultimos años las IA han demostrado muchísima utilidad en el ámbito sanitario, de hecho en el año 2022 ya empezó a trabajarse un proyecto pionero en el Virgen del Rocio que usaba la inteligencia artificial para optimizar la asistencia Covid en urgencias. Podéis leer más sobre este proyecto en este enlace.
Pero recientemente ha surgido una IA que está generando multitud de debates en el mundo sanitario, el ChatGPT . Se trata de un sistema de generación de lenguaje natural basado en la arquitectura GPT (Generative Pre-trained Transformer) desarrollada por OpenAI, dicho en otras palabras, es una IA que autoaprende de toda la información textual disponible y es capaz de dar respuestas precisas y relevantes para una tarea en particular.
Para interactuar con está IA lo haríamos a través de una interfaz de chat, pudiendo esta IA recibir una entrada en forma de texto y generando una respuesta coherente y contextualmente relevante.
Pongamos un ejemplo práctico. El médico me ha indicado administrar un primperan y en este momento no recuerdo su nombre genérico. Le pregunto a ChatGPT y esto es lo que me respondería:
Y ahora que empezamos a conocer qués es ChatGPT y cómo interactuar con él surgen numerosos debates: ¿Es seguro? ¿Acierta siempre? ¿Podrían las IA dejarnos sin trabajo a médicos y enfermeros?
Parece que en el campo de la enfermería existen menos dudas por la implicación manual de nuestro oficio, pero ¿qué pasa con la medicina? Parece que en este caso el debate está servido.
Hay artículos en la red que aluden a la falta de empatía del chatGPT en comparación a un profesional de la salud real, pero se han publicado estudios posteriores como este articulo de abril de 2023 que muestra, a través de un estudio transversal, que la IA es capaz de generar respuestas empáticas y de calidad a las preguntas generadas por los pacientes.
También han elaborado artículos acerca de sus probabilidades de acierto, sometiéndolo incluso a un examen MIR de 20 preguntas, donde falló 5, acertó 10 y en 5 dió información que no respondía con excatitud a las preguntas. Podéis ver el examen y las respuestas en este enlace.
Efectivamente parece que chatGPT no es infalible en el mundo sanitario, pero si resulta una gran ayuda y podría liberar mucho la carga del sistema sanitario. Así por ejemplo, chatGPT podría ayudarnos con:
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Asesoramiento y orientación: ChatGPT puede brindar asesoramiento y orientación básica a los pacientes. Puede responder preguntas comunes sobre condiciones médicas, medicamentos, cuidado en el hogar y prevención de enfermedades.
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Triaje virtual: En situaciones en las que hay una gran demanda de atención médica y los recursos son limitados, ChatGPT puede ayudar a realizar un triaje preliminar virtual. Puede hacer preguntas específicas a los pacientes sobre sus síntomas y antecedentes médicos, y proporcionar recomendaciones sobre la gravedad de su condición y si deben buscar atención médica de inmediato o esperar.
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Recordatorios de medicación y cuidado: ChatGPT puede recordar a los pacientes las fechas y horas de toma de medicamentos, así como proporcionar instrucciones claras sobre cómo administrarlos correctamente. También puede brindar consejos generales sobre cuidado en el hogar, como el manejo de heridas, cambios de vendajes y seguimiento de una dieta específica.
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Investigación y acceso a la evidencia: ChatGPT puede ayudar a los profesionales de enfermería a acceder a información actualizada y basada en evidencia. Puede proporcionar resúmenes de investigaciones y artículos científicos relevantes, ayudando a los enfermeros a mantenerse al día con los avances en la práctica clínica y la gestión de enfermedades.
Es importante destacar que, si bien ChatGPT puede ser útil en estas áreas, siempre se debe tener en cuenta que no reemplaza la atención y el juicio de un profesional de enfermería. Debe utilizarse como una herramienta complementaria para proporcionar información adicional y orientación básica, pero siempre previamente supervisada por la enfermera. De hecho en su política te advierten que no deben usarse para brindar instrucciones sobre como curar o tratar condiciones de salud, ni para diagnóstico o tratamiento de afecciones médicas graves, ni para problemas que amenacen a la vida y necesiten atención inmediata.
En conclusión, se trata de una herramienta muy poderosa y de gran utilidad para el campo de las ciencias de la salud, y puede ser nuestro mejor compañero en la práctica asistencial, mejorando nuestra eficiencia y toma de decisiones. Por tanto, creo que debemos ir conociéndola, trabajando con ella y beneficiándonos de su enorme potencial, eso si, sin olvidar el nuestro.